Este primer trimestre superó nuestras expectativas, al recuperarse de casi todas las pérdidas sufridas por los mercados en los últimos tres meses de 2018.
El alza ha sido sólida y constante desde el 24 de diciembre. Este primer trimestre se cierra de manera espectacular: en Estados Unidos, el S&P 500 había subido más de un 17 % hasta la fecha (11 de abril), el mejor primer trimestre desde 2009, con el telón de fondo de una política monetaria que vuelve a ser expansiva. El barril de petróleo registró una fuerte subida hasta los 68,39 USD (+25,74 %) a 29/03. En Europa, el Stoxx 600 ha progresado en torno a un 16 % hasta la fecha (+12,27 % en el primer trimestre). Todos los sectores subieron. No obstante, los inversores se inclinaron más por los sectores defensivos de crecimiento, en particular los de bienes de consumo (+18 %) y comercio minorista (+20,26 %). El sector cíclico de recursos de base también experimentó una fuerte alza (+19,20 %) gracias al respaldo del banco central chino y a las expectativas favorables de un acuerdo entre China y EE. UU.
Mientras que volvemos a encontrarnos cerca de máximos de los mercados de renta variable, las señales fundamentales de esta clase de activo siguen presentando tensiones. Los analistas han revisado a la baja sus previsiones de beneficio por acción para 2019, del +8 % (finales de enero) al +5 % a finales de marzo, una reducción continua durante todo el trimestre; este ha estado marcado por unas importantes retiradas de fondos por parte de los inversores, así como por unos volúmenes de negociación bursátil muy bajos.
En resumen: parece que todo esté bajo control por parte de la Fed si uno se olvida de las tensiones políticas.
En un plano más fundamental, nuestra presencia en la Feria de Hannover nos permitió observar los últimos avances tecnológicos, motores de crecimiento, y en particular la red 5G y sus aplicaciones en el sector industrial. En particular, asistimos a la presentación de Bosch Rexroth, en asociación con Qualcomm y Nokia, de una planta de producción «del futuro». Efectivamente, la llegada del 5G permite crear redes privadas, esenciales para el funcionamiento con toda seguridad de una planta de producción automatizada. Antes, con 4G, hacía falta configurar cada máquina físicamente, y una interfaz hombre-máquina («HMI») para cada equipo. Con 5G en las fábricas, es posible, con solamente un sistema HMI, comunicarse con varias máquinas y robots a distancia gracias a la posibilidad de «segmentación» de la red, lo que permite reducir los gastos de explotación y optimizar la producción.
En el caso expuesto por Bosch Rexroth y gracias a los dos elementos esenciales, un suelo inteligente y la red 5G, unos robots pueden efectuar tareas de producción y de logística desplazándose de manera autónoma, identificando los obstáculos en su trayectoria y comunicándose con las demás máquinas de la planta. Mediante un ordenador, un empleado controla cada máquina que opera en la superficie y recibe particularmente información sobre cualquier malfuncionamiento. Este ordenador le permite igualmente reconocer los signos precursores de un fallo y actuar de manera preventiva. Estas instalaciones, actualmente en fase de prueba, podrían comercializarse en el plazo de un año.
Esta tecnología respaldará nuestro tema de la reducción de las emisiones de carbono, pues contribuirá a reducir el consumo de energía mediante la optimización y digitalización de los procesos de producción. La innovación sigue siendo un motor fundamental.