El precio del barril de petróleo se derrumbó un 22 % durante el mes de noviembre, convirtiéndolo en el peor mes desde octubre de 2008.
Esta vez no se debió a temores de recesión o de crisis sistémica bancaria, sino a una conjunción de factores negativos: reducción de las previsiones de crecimiento y la consiguiente revisión a la baja de la demanda de petróleo, levantamiento parcial de las sanciones contra Irán, aumento inesperado de la producción en Estados Unidos, producción récord de Arabia Saudita mientras que afirmaba querer bajarla... sin contar las importantes posiciones especulativas en petróleo. El contexto de mercado, aún frágil debido a la incertidumbre política, también explica la magnitud de la caída.
Este movimiento hizo lógicamente bajar los tipos de base y las tasas de inflación de equilibrio. Estas últimas resultaron particularmente afectadas en la zona euro: las de Alemania a 10 años, por ejemplo, cayeron 18 p.b. durante el mes, el mayor movimiento desde principios de 2016.
Las discusiones sobre el Brexit continúan: el 25 de noviembre se concluyó el acuerdo entre la Comisión Europea y el gobierno británico, que debe ser objeto de voto en la Cámara
de los Comunes, previsto inicialmente para el 11 de diciembre. Actualmente, es difícil ver cómo este acuerdo saldrá adelante. ¿Dimitirá Theresa May? ¿Habrá nuevas elecciones? ¿Un referéndum? Seguimos pensando que no habrá un «Brexit duro», pero el desarrollo de los acontecimientos podría ser caótico.
Todos los inversores estaban también pendientes de la cumbre del G20 que se celebraba en Argentina a finales de mes, con dos temas principales: la tensión comercial entre los EE. UU. y China, y las discusiones sobre la posible reducción de la producción de petróleo por parte de la OPEP y Rusia. Y, por una vez este año, estas esperanzas se cumplieron:
- Donald Trump y Xi Jinping acordaron una «tregua» de 90 días en el conflicto comercial que les enfrenta;
- La OPEP y sus aliados alcanzaron un acuerdo para reducir la producción en 1,3 millones de barriles diarios.
El último tema destacado fue el giro de Jerome Powell: tras haber afirmado el 3 de octubre que la política monetaria aún estaba lejos de los tipos de equilibrio (tono duro), declaró que ahora estaba finalmente bastante cerca de estos. Este cambio de tono contribuyó en gran medida a calmar los mercados financieros.
Por consiguiente, finalmente es posible que se produzca un rally de fin de año, sobre todo en los mercados emergentes (divisas, renta fija y renta variable), los más beneficiados de los acontecimientos recientes y los que han tenido más dificultades durante el año. En Europa también es posible que se produzca, pero dependerá de si se resuelven o no los problemas políticos.
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