Los inversores tenían grandes expectativas ante la reunión del G20 en Argentina del primer fin de semana de diciembre. El punto culminante de esta gran reunión fue la cena entre Xi Jinping y Donald Trump.
Esta concluyó en una tregua comercial de tres meses. Efectivamente, Trump aplazó la entrada en vigor de una subida de los aranceles a la importación hasta un nivel del 25 %, inicialmente prevista para el 1 de enero. China, por su parte, reduce masivamente sus aranceles a la importación de automóviles vendidos en su territorio y fabricados en Estados Unidos.
De cara a un acuerdo a más largo plazo, los estadounidenses desean iniciar negociaciones sobre tres temas clave: el robo de propiedad intelectual, las barreras no arancelarias y la transferencia «forzada» de tecnología.
Las concesiones de China al respecto podrían permitir concluir un acuerdo a largo plazo.
En este inicio de diciembre, mantenemos nuestra exposición a renta variable principalmente por los motivos siguientes:
- unos niveles de valoración atractivos en varias zonas geográficas (principalmente Europa, China y Japón);
- la ralentización del repunte de los tipos estadounidenses, lo que debería de conllevar una depreciación del dólar y beneficiar a la economía de Estados Unidos así como a los mercados emergentes;
- la continuación de las entradas de capitales hacia Estados Unidos y una recuperación de los flujos hacia los mercados emergentes; la mejora (o por lo menos, el mantenimiento) de los márgenes de las empresas, que debería de continuar en 2019.
No obstante, persisten numerosos riesgos políticos. En Europa, la situación parece relajarse un poco en Italia, después de que el gobierno de Salvini se mostrara dispuesto a hacer algunas concesiones para que la Comisión Europea apruebe sus presupuestos. El principal riesgo sigue siendo el Brexit, con un voto decisivo que estaba previsto para el 11 de diciembre en el parlamento británico para validar el acuerdo negociado con Bruselas. Si no se acepta, el Reino Unido podría entrar en territorio desconocido, con el riesgo de precipitarse hacia un «Brexit duro».
Por último, si bien el plazo adicional concedido por el gobierno estadounidense para negociar con China es crucial, no es suficiente en sí: hace falta un acuerdo a largo plazo para evitar el desplome de las inversiones en Estados Unidos. Un regreso de la guerra comercial lastraría considerablemente la economía mundial y los mercados financieros. Los riesgos políticos que tanto han marcado 2018 siguen ensombreciendo las perspectivas para 2019 y podrían causar una elevada volatilidad en los mercados de renta variable.
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