En mayo se produjo un brusco regreso de la aversión al riesgo. Aunque habían afectado poco los mercados, los resultados de las elecciones italianas provocaron finalmente, por efecto de contagio, unas fuertes caídas de los activos, principalmente de la renta fija.
Teníamos posiciones en deuda periférica a corto plazo, que conservamos durante el episodio de tensiones. Nuestro objetivo será ajustar las posiciones en Italia según las fases de agitación y de tranquilidad futuras, sobre todo debidas a las dificultades que tendrá el gobierno para poner en marcha su programa.
El tipo alemán a 10 años perdió hasta 30 p.b. desde el máximo de mediados de mayo y se negoció al 0,20 %, beneficiándose de un movimiento de huida hacia la calidad en la zona euro.
Efectivamente, parece lógico que la valoración actual de la referencia que representan los tipos alemanes sea más baja debido a un posible impacto, por limitado que sea, sobre el crecimiento de la zona euro y a un posible retraso en la comunicación del BCE acerca del abandono de la política de expansión cuantitativa. No obstante, en un escenario que excluye una situación de riesgo sistémico en Italia, la trayectoria económica de la zona euro y, por ende, la política monetaria del BCE no tienen por qué desviarse fuertemente de su curso. Paradójicamente, el día después de la fuerte caída del tipo del bono alemán a 10 años al 0,20 %, el miércoles se publicó el dato de inflación de Alemania del 2,2 % interanual, bastante superior al 1,8 % previsto. El nivel de los tipos de base nos parece definitivamente demasiado bajo.
Incluso después de su corrección reciente, el precio del petróleo en euros ha avanzado un 13 % desde principios de 2018, lo que tiene unos efectos de base positivos para el conjunto del año (si los precios se estabilizan). La inflación prevista a 5 años es actualmente del 1,45 % en la zona euro, mientras que la inflación total debería de mantenerse cerca del 2 % para el verano, algo que los mercados solamente descuentan de manera muy parcial. En los Estados
Unidos, algunos factores específicos (guerra de precios en el sector de telecomunicaciones, reducción del precio de los medicamentos) afectaron negativamente la inflación en el segundo trimestre de 2017 y han generado un efecto de base positivo en 2018. Durante el verano, la inflación interanual estadounidense, en un contexto de guerra comercial de EE. UU. contra el resto del mundo y de tensiones en el mercado laboral, repuntará hacia el 3 % e impactará al alza la previsión de inflación, actualmente del 2,1 % a un plazo de 10 años. Mantenemos una perspectiva positiva acerca de las tasas de inflación de equilibrio de EE. UU. y Europa.